Capítulo 14.
Lo quedó observando un momento, admirando su rostro mientras su omega chillaba. Jungkook está algo nervioso, no lo va a negar. Sus ojos se miraban en silencio, perdiéndose en el color de ellos, admirándose mutuamente.
—Yo... sinceramente no sé que hago aquí.
Jimin miró sus zapatos, era obvio que no vendría a verlo porque quería. De igual manera no sabía como esos pensamientos llegaron a su mente, su omega estaba controlando eso. No tiene que importarle si viene o no, él pudo solo todo este tiempo y no necesita perder el tiempo con sentimientos, no cuando una herida ni siquiera fue sanada. Así que levantó la vista mirando nuevamente al alfa que tenía a unos pocos centímetros.
—Vi algo que me recordó a tu... a tu cachorro —dijo el alfa mirando al pequeño que escondía su cabecita en el cuello del de ojos azules. Estaba nervioso y cualquiera que lo conociese bien lo sabría.
Jimin no sabe el porqué, pero algo en su pecho se ensanchó al escuchar aquellas palabras provenientes del rizado. Capaz se deba a que ningún otro alfa se había preocupado en su bebé, capaz se daba a que ninguna otra persona que no sea él se preocupaba por el pequeño. Capaz fue su omega bailando dentro suyo cuando escuchó esas palabras salir de su boca. No sabe muy bien el porqué, pero sus ganas de llorar aparecieron. Nunca nadie antes se había interesado en ese pequeño torbellino que estaba recostado en su hombro y escondiendo su carita en su cuello.
—Yo, em, espero que no te moleste. Creo que fui algo impulsivo y estás en todo tu derecho de enojarte conmigo —dijo Jungkook sacando lentamente las manos de detrás de su espalda. Jimin miró la acción con una mezcla de miedo, intriga y emoción. Su estómago lo estaba pasando mal en ese momento. Un dinosaurio azul apareció en su campo de visión—. Bueno, yo, eh... —Jesús, eso era mucho más complicado de lo que Jungkook pensaba—. Había mucho tráfico y ví a lo lejos ese puesto de peluches al que quería ir tu cachorro y yo... yo solo caminé hasta allí y le compré esto. Perdón por mi atrevimiento, yo, no tienes que aceptar, lo que pasa es que no pude evitar pensar en él.
En el estómago del castaño había un revoloteo que no sabía cómo explicar, la sensación de que otro ser humano haya pensado en su cachorro y le haya comprado algo era inexplicable. Si, era un desconocido, pero, ¿qué importaba? Sea lo que sea era la primer persona en regalarle algo a su hijo y ese sentimiento no lo iba a apagar nada.
Las lágrimas batallan en salir de sus ojos pero las retiene lo mejor posible.
—Sé que estuve mal, pero, ¿podrías aceptarlo? —dijo el rizado moviendo levemente el peluche.
—Yo... no sé que decir. Gracias, de verdad gracias —dijo un tímido Jimin viendo los ojos intensos del mayor.
Jungkook le tendió el peluche y Jimin lo agarró con su mano libre, Jaehyun se había quedado dormido. El omega miró por un segundo el dinosaurio en sus manos y una leve sonrisa se asomó.
—No quiero quitarte más tiempo y veo que ese pequeñín tiene que ir a la cama —dijo el alfa mirando a la pequeña criatura dormir en el hombro del omega con la boca entre abierta. Sonrió al ver tan tierna imagen, era extraño reaccionar así por un bebé que vio un par de veces, ni con sus hermanos reaccionaba así—. Nos vemos...
En algún momento tenía que preguntar por su nombre. El omega tardó de reaccionar.
—Jimin.
—Hasta pronto, Jimin. Yo soy Jungkook, Jeon Jungkook —dicho esto dio media vuelta y antes de que el omega diga algo fue directo al ascensor.
Jungkook.
Hasta pronto, Jungkook. Pensó el castaño.
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Si, eran las tres de la madrugada y el alfa no podía dormir. Solía dormirse apenas su cuerpo tocaba el cómodo colchón, pero esa noche no fue así. Su mente vagaba entre miles de pensamientos y se movía constantemente. Unos ojos llegaron a su mente. Jimin. Pensaba que era un muy bonito nombre.
Le causó ternura como reaccionó el omega. Su carita emocionada, sus ojos vidriosos por causa de la emoción y la pequeña tímida sonrisa que apareció en su rostro fueron suficientes para que su cuerpo se relajara, para que su alfa le dijera que hizo un buen trabajo. Fue todo lo que necesitó para poder dormirse, de alguna forma ese omega lograba calmarlo, de alguna forma ese omega tenía un efecto en él que todavía no podía descifrar.
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Dos días. Dos días faltaban para que volviera a su realidad, dos días faltaban para volver a encontrarse con la dura madera y la fría atmósfera. Sus ojos se posaron en su bebé, su bebé lograba calmarlo. Pero tuvo miedo. Al ver la imagen a un lado de él le agarró miedo, su bebé se había acostumbrado a dormir en un colchón de primera, se había acostumbrado a un desayuno digno todos los días, se había acostumbrado a los baños con agua tibia, a la calefacción cuando hacía frío. No podía imaginar lo que sería Jaehyun al volver a su vida, no quería arrebatarle la vida que su bebé merecía, pero él no podía pagar aquel lugar, él no podía pagar ni un plato de comida.
Se levantó con cuidado, tratando de no despertar a su cachorro, y sus pies tocaron la fría cerámica. Miró la ciudad por el vidrio de la ventana, viendo lo triste que lucía la ciudad con el cielo casi negro y gotas por doquier. Escuchó pequeños quejidos y supo que era momento de empezar su día.
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Daira se había vuelto más charlatana y amigable, le había contado que salía con un chico bastante guapo y que tenían planeado casarse. Jungkook escuchaba atento y le hacía feliz saber que tenía alguien con quien charlar y contarse anécdotas, no sabía si contarle sobre Jimin aunque no tendría que haber problema, él solo ayudó a un omega que lo necesitaba, no había nada más que contar.
—Yo creo que va a llover toda la semana. Agg, odio la lluvia.
—¿Quién en su sano juicio odia la lluvia? — preguntó Jungkook indignado.
—Pues, yo. Es que el cielo está horrible y no puedes salir porque te mojas hasta las orejas.
—Daira, estoy pensando seriamente en dejar de hablarte —dijo Jeon y ella rió—. Esa es la gracia de la lluvia, puedes quedarte acostado todo el día viendo Netflix y no te sientes mal, puedes tomarte un café mientras ves las gotas deslizarse por la ventana, puedes dormir hasta la hora que quieras porque el día lo merita. Dios, no entiendo porque no te gusta la lluvia —Daira solo se encogió de hombros.
Su pequeña conversación se dio por terminada cuando el ruido de los teléfonos llegó a sus oídos y los gritos le indicaban a la omega que era hora de volver a su puesto. Jungkook volvió a su mundo de leer, teclear y firmar.
✧✦✧
Jaehyun jugaba con el agua haciéndola chapotear y Jimin estaba parado guardándose esa imagen en la mente, no sabía cuando volvería a verla. Si, faltan dos días, pero las ganas de llorar de Jimin ya empezaron.
Sacó a Jaehyun de la bañera y lo cambió. Lo llevó hasta la cama para poder ponerle unas medias y el bebé gateó rápido para poder agarrar su dinosaurio. Desde que vio el peluche no pudo separarse de él.
Cuando despertó para cenar aquella noche, Jimin le dijo que un señor muy bueno le había traído un regalo. Al principio el cachorro no entendía muy bien, no sabía lo que era un regalo, nunca nadie le hizo uno. Pero cuando vio aquel dinosaurio color azul su cara se iluminó y su sonrisa no tardó en aparecer, miró a Jimin de una manera tan especial y única que el castaño no puede describir, la felicidad de su bebé lo hizo sonreír.
Luego de su momento de emoción empezó a tirar la cola del peluche sin parar, el omega no era muy tolerante a esa canción de cuna en estos momentos. Se dio cuenta de inmediato que el aroma del alfa estaba impregnado en el peluche, a él no le importaba, es más, a su omega le encantaba y, bueno, aunque lo niegue a él también. Su cachorro abrazó aquel peluche en la noche y sintió su aroma, y el omega no esperaba que ronroneara por sentir aquella fragancia.
Así que ahora el pequeño no se despegaba por nada del mundo de aquel juguete, dormía, comía, jugaba, hacía todo con el dinosaurio. La fragancia al alfa ya no estaba, o al menos ya no se sentía tanto, y el castaño notaba como su bebé empezaba a extrañar ese olor.
✧✦✧
—Vamos, Jungkook, tienes que salir un poco —decía una insistente Daira.
—Tengo que terminar esto —dijo el alfa notoriamente cansado.
—Un poco de aire no te vendría mal.
—No conozco a nadie de tu grupo de amigos, Dai.
—Eres muy amigable, les vas a caer bien.
—¿Tu crees?
—Sip.
Jungkook sabía que tenía razón, tenía que respirar otro aire que no sea trabajo. Pero se sentía cansado, no tenía ganas de salir.
—No sé si deba ir...
—Solo van a ser un par de horas —dijo ella tratando de convencerlo. Jeon se lo pensó un poco y se dio por vencido.
—Okay, iré —dijo mirando a Daira. Ella le regaló una sonrisa.
—Bien, saldremos a las ocho y son... —sacó el celular de su bolsillo y miró la hora—. Las siete y media. Creo que es hora de que vayas a tu casa y te des un baño, no queremos un alfa que apeste a perfume de ambiente.
Jungkook suspiró y se dijo que mañana podría terminar todo el trabajo que tenía pendiente.
✧✦✧
La noche estaba yendo bien, normal. Los amigos de Daira eran agradables, aunque no eran como los suyos y a decir verdad los extrañaba un poco. Bueno, eran amigables, pero una omega llamada Hayun no se despegaba de su lado.
Estaban charlando de cosas sin sentido en el patio de comida, mientras comían animadamente. En algún momento Jungkook dejó de hablar y Hayun aprovechó el momento.
—Y... ¿eres de aquí? —preguntó la omega. Ella tenía el pelo pelirrojo y en su rostro habían pecas pequeñas. Su color de piel era blanca y sus ojos de un color café.
—Em, no. Soy de Busan.
—Oh, y... ¿tienes omega? —dijo directamente Hayun. Jungkook había tomado un poco de su bebida y al escuchar aquella pregunta tosió un poco. Cuando se recompuso trato de responder.
—Eh, yo, em, no... no tengo omega y no estoy interesado en nadie por el momento —Hayun hizo un mueca y Jeon quería correr de ese lugar—. Voy a ir al baño —anunció el alfa—. Enseguida vuelvo.
—Claro, te esperamos para el postre —dijo Bonhwa. Un beta muy divertido.
Jungkook pudo respirar cuando se alejó de la mesa, o mejor dicho, de aquella omega. Caminó un poco por el centro comercial, mirando tiendas, esquivando a las personas que pasaban por allí, escuchando las risas de algunos cachorros. Al escuchar aquellas carcajadas recordó a un pequeño tímido que no soportaba estar cerca de los alfas. Sonrió por el recuerdo de su pequeña voz y siguió observando las tiendas que había en el lugar.
Una tienda le había llamado la atención y por algún motivo era una tienda de ropa para bebés. El alfa no sabía que hacía allí, no sabía ni porqué se dignó a abrir la puerta y entrar. Pero allí estaba, viendo camperitas, pantaloncitos, medias y zapatitos para bebés. Su presencia se hizo notar rápido, era el único alfa en el local, la mayoría de las personas que había ahí eran omegas o como mucho betas, pero por lo visto los alfas nunca se preocupaban por la ropa de sus cachorros. Y a decir verdad era cierto, su padre nunca acompañó a su madre a comprar ropa cuando estaban por nacer sus hermanos. A él no le gustaba acompañarla, porque vamos, era un adolescente quería estar en cualquier lado menos en una tienda de ropa para bebés.
Pero bueno, no han pasado tantos años de que él acompañaba a su madre a ese lugar, y a pesar de que lo detestaba, ahí estaba él viendo con ternura todo lo que había allí, imaginándose a un cachorro en particular en esas prendas.
Caminaba de aquí para allá viendo las tiernas prendas y escuchaba los susurros de las personas que había ahí. Además de susurrar le dedicaban miradas, miradas de deseo, miradas que decían que coño hacía ahí, miradas y más miradas. Había una camiseta que le llamó la atención, esta tenía bordado un dinosaurio color verde en el centro, de algún modo estaba teniendo una obsesión con los dinosaurios. Luego también vio unos jeans que se le hicieron muy tierno. Su alfa lo alentaba a que vuelva a hacer una locura, es decir, que vuelva a comprarle algo a ese cachorro. Su mente le decía que no, pero su alfa es terco.
—¿Necesita algo? —preguntó un chico que trabajaba en el lugar.
El lado razonable de Jungkook le decía que le diga amablemente un "no, solo estoy mirando. Gracias", pero el alfa del rizado decía que compre esa ropa.
—Em, yo... ¿podría llevarme esa camiseta y ese jean?
—¡Claro! Llévelo a la caja para que se lo cobren.
Hizo lo que le dijo el chico y fue hasta allí. Puso las prendas en la dura madera del mostrador y dejó que la chica teclee algo en la computadora.
—Es raro ver a un alfa aquí —dijo la castaña que se encontraba del otro lado del mostrador.
—¿Disculpa?
—Digo, es que no pasan muchos alfas por aquí.
—Bueno... —Jungkook no sabía qué decir, ni el sabe porqué estaba en el lugar—. A mi no me disgusta.
—Eres el primer alfa que veo que se preocupa por su cachorro —dijo la chica con una sonrisa.
Su cachorro. Las palabras de aquella desconocida hicieron que su alfa chillara y era raro, su alfa nunca chillaba. No sabía porqué esa parte de él reaccionó así.
—Me gusta elegir la ropa —le gustaba elegir ropa, si, pero él sabe que no para bebés.
—Awww, se me hace tierno.
La chica le cobró y Jungkook usó su tarjeta para pagar. Salió de la tienda contento y siguió recorriendo un poco. Tenía que volver con los amigos de Daira, pero decidió seguir mirando.
Encontró otra tienda que le llamaba la atención, esta era de ropa para omegas. Si, había un local solo de ropa para esa casta, le parecía absurdo, pero no podía hacer nada. Desde la vidriera veía como los alfa rodaban los ojos cuando sus omegas les hablaban de alguna prenda. Frunció un poco el ceño por lo que acaba de ver, pero entró.
De nuevo no sabía que mierda hacía en una tienda de ropa. Miró la ropa con cuidado, eligiendo con la mirada. Las ropas que el omega siempre traía eran viejas y desgastadas, así que decidió hacer algo por Jimin y comprarle algo. Vio un par de remeras, camperas, jeans, buzos y pantalones de mezclilla. Llevó todo a la caja y pagó.
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